-¡Mi vida se ha ido a la mierda! – gruño Laura mirando mal al granizado – Luther ESTABA en la cárcel, ¡pero ahora se ha fugado!
-Vamos – intento calmarla Johan – No estás tan mal.
-¡¿Qué dices?! ¡Mi hermano se ha roto un brazo!
-Bueno…
-¡Y mi padre…! – le interrumpió - ¡Mi padre esta ingresado en el hospital al borde de la muerte!
-Retiro lo dicho – susurro Johan suspirando cansado.
-Esto no me puede pasar a mí – dijo apenada colocando sus manos en la cabeza mientras la agachaba.
-Esto es algo casi normal en la vida de alguien de la ley.
-Ahora te entiendo cuando te pego esas palizas y te humillo.
-Gracias por recordármelo – gruño Johan irónico.
-De nada – dijo forzando una sonrisa.
-Das pena – dijo Johan con tristeza mirando la sonrisa de Laura.
-Ya…
-¡Por cierto! – dijo ya alegre – Kevin ha descubierto quien fue el que… bueno, disparo a tu padre.
-¿A sí? Te lo cambio por Francis.
-Ni de coña. Bueno, se llamaba Óscar Kior.
-¿Killer?
-Ajá.
-¿Killer, el asesino que todo el mundo teme?
-Te he dicho que si.
-Oh, vaya… Según el informe es uno de los presos que ha escapado.
-Ya. Eso es lo que me sorprende.
-¿Qué se haya escapado? ¿Qué te crees que hacia ese tío en la cárcel para no hacerlo? ¿Jugar al póquer sin nada que apostar para perder?
-No. Me sorprende que se escapo durante el contraataque de los policías. Con una facilidad increíble.
-¿Intentas decirme que siempre pudo haberse escapado sin problemas?
-Es una idea. Además, hubo un testigo que escucho una conversación que hubo entre tu padre y Killer, antes de que le disparará.
-¿Qué? ¿Mi padre hablo con su probable verdugo? ¿Es coña verdad?
-Tú padre hablo con su probablemente verdugo, sí. Según el testigo, el cual es un agente que esta siendo interrogado sobre esa conversación, estuvieron hablando principalmente de las intenciones de Killer en la cárcel.
-¿Tenía intenciones?
-Sí.
-Eso abre aún más la idea de que se pudo haber dejado atrapar.
-Es lo más probable.
-¿Por qué querría un famoso asesino dejarse atrapar?
-Si sabes que puedes escapar fácilmente no me extrañaría que lo hiciera por reírse de la policía.
-Ya. La única persona que sabe la verdadera razón por la que se dejo coger es…
-… tu padre.
-Pero, no esta posición de hablar.
-Eso es hasta quedarse corta.
-¡Ya lo sé! No puede hacer nada. ¡Ni siquiera despertará hasta dentro de dos semanas! ¡O más!
-Laura. Tenemos que forzarle para que hable.
-Eso es imposible.
-¡Escúchame! Si tu padre muere sin decírnoslo, no podremos saber que esta pasando. Además, sabes que Luther esconde algo. ¡Se ha escapado y ha participado en la revuelta que hubo!
-Eso no explica nada.
-Laura…
-¡No! ¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo?
-Por favor.
-¡Johan! ¡Mi padre tiene posibilidades de vivir! Si le forzamos a que despierte puedo condenarle a la muerte.
-Laura. Es entre la vida de tu padre o la vida de las posibles personas que morirán si se trata de una conspiración.
-¿Y si no es una conspiración? ¿Y si te equivocas? ¿Y si pierdo a mi padre por una falsa corazonada?
-A veces hay que sacrificar cosas para comprobar otras.
-¡No estamos hablando de cosas! ¡Es una persona! ¡Es mi padre!
-Laura, piénsalo… ¿Y si todo este tiempo esto ha estado organizado? Los meses que llevaba Killer en la cárcel, ¿y si estuvo preparado?
-Me estas pidiendo lo imposible.
-Si tu padre tuviera esa misma pregunta, con su propio padre, o consigo mismo, ¡estaría ahora mismo diciendo que sí!
-¡Tú no lo conoces!
-¿Y qué me vas a decir? ¿Qué es un cobarde? Si una cosa tu padre a dejado claro durante todos estos años de profesión, es que es de todo menos un cobarde que piensa en si mismo más que en la gente.
-Pero es una corazonada. No tenemos nada que lo confirme.
-¿Y acaso algo dice que tu padre no sobreviva tras despertarle? ¿O que se muera antes de hacerlo? ¡Todo tiene la misma posibilidad!
Laura bajo la mirada, perdida. Tenía razón, pero era perder a su padre. Ese mismo que tiro de ella, para que llegase a ser lo que era. La cara de Johan mostraba la seriedad que pocas veces se le ha llegado a ver. Estaban sentados en un banco, al lado de una fuente en uno de los grandes parques que hay en el centro de Roma.
-Johan. Yo… no quiero perder a mi padre…
-Hazme caso. Si tu padre muere, lo habrá hecho por una buena causa. ¡Pase lo que pase siempre será recordado como uno de los más grandes! Algo que todo policía querría.
-Como odio ha esos vagos de la policía…
-En eso no cambias ni auque tu padre sea uno ¿eh?
Laura sonrió de verdad, se llevo la pajita del granizado a los labios y se empezo a beber el ya casi derretido granizado de fresa. Johan sonrió victorioso e imito el gesto de Laura. Al cabo de unos minutos, se levantaron del banco y se dirigieron a por un taxi para ir al hospital. Laura miro su móvil y se asombro al ver cuatro llamadas perdidas de Francis.
-¿De verdad que no me lo cambias? – dijo enseñando el móvil.
-No. El mío lo he entrenado como gran experto que soy – dijo con una pose de chulo – Por cierto, ¿sabes que le ha pasado a esa Señorita Vegetariana?
-¿Quién? ¿La del museo? Ayer oí que la habían despedido por faltar dos días seguidos y sin avisar.
-¿A sí? ¿Cuándo falto por primera vez?
-El mismo día que tú fallaste en la apuesta.
-¿El mismo día?
-Justo después de que el director recibiera la noticia de mi victoria. A la Señorita Vegerian tuvieron que enviarle un mensaje por el hecho de que no respondía a ninguna llamada.
-¿A desaparecido?
-Creo que no. Creo que se habrá enterado por ella misma y le dio vergüenza asistir al trabajo.
-Esa señora era muy rara. Le habrá llegado mal la comida vegetariana al cerebro.
-Mira que estás empeñado en que es vegetariana.
-Se llama así ¿o no?
-No quisiera defraudarte…
-¿Qué le pasa a Francis? – pregunto Kevin mirando a Zack sentado en el sofá del apartamento de Laura.
-Cree que Laura le esta azorando – dijo sin rodeos.
-¿Por qué piensa eso? – siguió preguntando mirando la puerta cerrado del cuarto de baño, donde se escuchaba a Francis sollozar.
-Porque le ha llamado cuatro veces y no le ha cogido el móvil.
-Pero ¿Johan no nos había dicho que dejáramos en paz a Laura y por eso apagaron el móvil?
-Ya. Pero el zumbao no se estera de esas cosas… ¿Qué le vamos a hacer? – Hizo una pausa y busco algo con la mirada - ¿Sabes donde esta el mano de la tele? Ahora se va echar un programa de videojuegos y no me lo pienso perder.
-Ni idea. Esta no es mi casa ¿recuerdas? ¡Y tampoco es la tuya!
-Pero Laura me deja.
-Yo sé como es Armando. Y tú no te pareces en nada a él. Bueno, como él es ahora no, pero antes un poco te parecías. ¡De todas formas no tiene sentido que te mime tanto solo porque con su hermano no quisiera hacer nada con ella!
Zack solo se encogió de hombros y siguió buscando con la mirada el mando de la televisión. Kevin bufo y se acerco a la puerta del baño. Tocó levemente con los nudillos la puerta, mientras suspiraba pensando en que decir.
-¿Qué quieres? – se oyó sollozar al otro lado de la puerta.
-Eh… bueno… Francis, sé que…
-¡Oh! Genial. Alguien se sabe mi nombre – dijo irónico.
-Pues si que esta zumbao – pensó Kevin – A ver Francis, ¿recuerdas que Johan nos dijo que les dejáramos en paz y por eso APAGARON los móviles?
Francis se quedo en silencio, pensándolo detenidamente.
-¿Me escuchaste? – pregunto Kevin colocando el oído al lado de la puerta.
-Kevin, déjame a mí – susurro Zack levantándose del sofá y guiñándole un ojo - ¡¡Francis!! Laura me acaba de mandar un mensaje preguntándome que porque no le coges el móvil.
La puerta en la que Kevin estaba apoyado, se abrió de repente, impulsando al chico a caer al suelo, donde se golpeo en la oreja izquierda. Francis salió del cuarto de baño, saltando sobre él y llego en un santiamén a donde estaba Zack con el móvil en mano y la sonrisa de triunfador.
-¿Ves? – dijo refiriéndose a Kevin.
Kevin se froto la oreja, se levanto y miro mal a Francis, que no se enteraba de lo que pasaba.
-Dile que es ella la que no me lo coge – gruño Francis ignorando la mirada.
-Emm…. buenoooo… - balbuceaba Zack sin saber como continuar.
-A ver como sales de esta… - pensó malicioso Kevin.
El móvil de Francis sonó y este lo cogió enseguida.
-¿Diga?... ¡¡¡Laura!!! Menos mal, me tenías preocupado y azorado… ¿Qué? ¿Qué vas al hospital? ¿A qué?... ¡¡¿Qué pensáis hacer que?!!... ¡No! Yo también quiero ir… Por favor, no me azores más… ¡¿Sí?! ¡Genial! – Francis colgó ilusionado – Chicos. Tenemos un pequeño trabajillo que hacer para Laura y Johan.
-¿El maestro también? – pregunto intrigado Kevin.
-Ajá.
-¿Yo también tengo que hacerlo? – dijo Zack con el ceño fruncido.
-Sí – dijo Francis entre dientes.
-Guuuuuay – murmuro irónico - ¿Qué tenemos que hacer?
-Tenemos que ir a la comisaría a… ¡Hacer un interrogatorio!
-¿Un interrogatorio? – preguntaron ambos al unísono.
-¡Sí!
-Eso si que es guay, ¡vamos! – chillo Zack mientras salía hacia la puerta.
Tuvieron que coger el autobús para poder llegar a la comisaría. Cuando entraron, Jericó les recibió con una sonrisa forzada, o por lo menos fue forzada al ver a Francis. Yendo hacia la sala de interrogatorios, Kevin distinguió al gorila que le había detenido por error la última vez. Se escondió disimuladamente detrás de Zack, y ni este ni el agente se dieron cuenta de su posición.
Jericó les dijo que confiaba en ellos, mientras él se iba a gobernar una patrulla de búsqueda de los presos que se habían escapado. Al entrar, un chico joven, estaba sentado en la silla, delante de la mesa. Llevaba el uniforme de agente de policía y miraba hacia otro lado. A Francis le sonaba ese chico de algo, pero no sabía decir de qué: el pelo moreno engominado, con algunos pelillos que se escaqueaban y dejaban un pelo casi revuelto, unos ojos color miel que estaban perdidos. Además de que la pulsera, que se le veía por debajo de la manga, le sonaba de algo ¡A si! Es igualita a una que lleva a veces Laura, de color azul, con un medio lasito que te juntaba con tu media naranja.
-Ejem. Hola Agente… - dijo despistado Kevin mirando al agente.
Este se viro sorprendido y mostró una sonrisa nerviosa y bastante falsa.
-Agente Feru… Ferruiman – contesto.
Kevin sonrío y se sentó en la silla, que se encontraba en el lado contrario, Zack se sentó encima del borde la mesa, al lado del chico para mostrar miedo. Francis se puso en la esquina de la habitación, observando al que tan conocido se le mostraba.
-¿Nos puede contar lo que usted vio o escucho? – pregunto ahora Zack.
-Claro – dijo sonriendo verdaderamente – Se lo contaré, todo…
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