-¡No me matéis! ¡Os lo ruego!
-Cállate ya, zumbao – le regañó Zack mientras se veían arrastrados por unos enormes gigantones que los habían separado de los demás policías.
-¡Os vuelvo a preguntar! ¡¿Qué queréis de nosotros?! – gruñó Kevin mientras se intentaba resistir al agarre de uno de ellos.
-Callaos de una vez – bramó uno de los gigantones.
Ante ellos, el largo pasillo acabo, donde una puerta se mostraba. Unos de los gigantones la abrió a su manera, con una patada. Los tres soltaron con un empujón a los tres chicos.
-Zack y Kevin, un gusto en conocerlos. Francis, cuanto tiempo ¿eh? – rió Óscar mientras se comía un racimo de uvas.
-¿Te conozco? – preguntó el último mencionado, de rodillas en el suelo.
-¿Tan pronto te olvidas de mí? – se extrañó Killer dejando su posición cómoda, que tenía en el sofá en el que estaba sentado.
-¿Quién eres?
-Ibas conmigo a clases de boxeo. Yo si que me acuerdo de ti, ¡como para olvidarme! – masculló mientras pateaba el sofá.
-¡Ahora si que me acuerdo! Tú eres Óscar Kior, me había olvidado de tu imagen ¡Óscar Kior cuanto tiempo colega! – dijo con intención de levantarse y los brazos abiertos para abrazarle.
-¡Eh! –le paró poniendo la mano delante – Llámame Killer.
-¿Tú… eres Killer?
-Carajo, ¿es que antes no se lo había explicado su compañero? – pensó Kevin.
-¡No! ¡Soy Peter Pan!
-La verdad es que ya me lo suponía, eres exactamente ig…
-¡¡Que soy Killer, idiota!! ¿Es que tu cerebro no ha crecido nada en estos años?
-Pero si Peter Pan tiene que seguir siendo un niño ¿por qué quieres crecer en vez, mentalmente?
Killer se llevó una mano a la cara, dándose una cachetada a si mismo. ¿Cómo podía ser un hombre con 24 años, así de tonto? Zack y Kevin notaron el sudor frío deslizarse por su cien, mientras agachaban la cabeza avergonzados por la actitud de su compañero. Francis no entendía las reacciones de todos, por lo que se sentía confundido y no paraba de mirar hacia los lados, intentando encontrar una explicación razonable para esas acciones.
-¿He dicho algo malo? – se preguntó más a si mismo que a ellos.
-¡No! Has dicho una payasada – le cortó tajante Zack.
-¿Y ha hecho gracia? – sonrió de forma tonta.
-Francis, ¿qué tienes en la cabeza? – le preguntó ahora Kevin.
Francis se encogió de hombros.
-Lo siento, suspendí Biología y no se exactamente que es lo que hay en la cabeza – contestó de forma sincera.
Todos volvieron a hacer el mismo gesto anterior, aunque ahora Killer echaba humo por las orejas y se mostraba bastante furioso con el policía.
-¡Francis! – le llamó intentando cambiar de tema – Me han dicho que eres el compañero de Laura.
Francis se puso serio, o por lo menos lo intento, frunciendo el ceño.
-Sí, ¿por qué?
-¿Sabes que yo maté a su padre?
-¿T-t-tú?
-Sí. Yo.
-Eso es imposible. Esta en el hospital vivo porque…
Kevin le tapó la boca con la mano, impidiendo que Francis continuará hablando. “El muy imbécil casi le cuenta todo” masculló mientras suspiraba cansado de tener que controlar al novato. Francis rodó los ojos mientras apartaba la mano del compañero de Johan.
-Espera… ¡¿William Tyler esta vivo?! – Óscar se puso como loco a dar saltos de histeria mientras señalaba a los gigantones que estaban con él -¡¡Decidme que no habéis oído eso!!
-Emm – los guardas no sabían que responder.
-Sí que lo hemos oído – contestó uno.
Los demás le mataron con la mirada.
-¡No! ¡Maldición! Esto se me ha ido de las manos, entonces – gruñó mientras se secaba el sudor de la frente.
-¿Temes a William Tyler? – preguntó confuso Kevin.
-¡No! Yo…
-Tú temes a su hija – rió Zack.
-¿En serio? – preguntó una voz tras Killer - ¿Me tienes miedo?
Óscar se dio la vuelta mientras intentaba pegar un puñetazo, pero Johan le paro cogiéndole de la mano. Laura solo sonrió mientras aguantaba la risa, que no conseguía soltar Luther.
-Sabía que no podía fiarme de ti – bramó Óscar mientras miraba fijamente a Luther.
-Pues ya ves que no debiste hacerlo – le contestó fríamente.
Killer golpeó fuertemente el tobillo de Johan, provocando que cayera al suelo, golpeándose en la cabeza.
-¡¡Maestro!! – chilló horrorizado Kevin.
-Solo ha sido una caída – murmuró Zack.
Johan se llevó las manos a la nuca, mientras le lanzaba todo tipo de insultos por lo bajo. Laura no sabía si reír o mantener las formas por su compañero y “amigo”. Luther intento pegarle una patada, pero Óscar le paro los pies, literalmente, mientras le daba un puñetazo en la nariz rota. Otro más que caía al suelo diciendo insultos de todo tipo, al malo…
-Vaya panda de fracasados – se burló Óscar mientras se reía.
-¡Oye! Tres cositas: Primero, son mis compañeros en este momento. Segundo, de Luther no se ríe nadie. Tercero, ¡solo yo me burlo de Johan! – le llamó la atención Laura.
-Ah, ¿sí?
-Ah, no.
-Laura, yo que tú me estaría calladita. Eres una detective del montón ¿lo entiendes? – le preguntó de forma hiriente.
-¿Yo? ¿Del montón? Di una palabra más y te dejaré sin esos “súper-poderes”, por esas boberías que andas soltando – le amenazó mientras sonreía irónica.
-Así que sabes lo de mis poderes ¿eh?
-Sí, pero parece que tú no sabes sobre los míos.
-¿L-los tuyos?
Laura chasqueó los dedos, provocando una bola de fuego, que no dudo ni un segundo, en lanzar para demostrar su fuerza. Acabó quemando la pared que había al lado de uno de los gigantes.
-¡Laura, vas a quemar el edificio entero! – bramó Johan al ver que el fuego se extendía.
Los tres chicos y Johan se pusieron a correr como locos de un lado para otro viendo como el fuego se iba extendiendo por las paredes. Los gigantones se unieron a “su bailecito”. Laura solo miraba seria y fijamente a Killer, mientras se concentraba más en matarlo con la mirada, que en ponerse a escuchar u observar las tonterías de los que estaban tras ella. Luther aún seguía en el suelo, comprobando la magnitud de la rotura de su nariz. Cada vez que la tocaba le dolía horrores, pero nada comparado con la hemorragia nasal que estaba sufriendo en ese momento, por culpa de ese fuerte golpe.
-Resultado: Killer 2 – 1 William Tyler – pensó Luther recordando los golpes recibidos en su nariz.
-Fuego ¿eh?
-¿Tú qué?
-El viento.
-El… viento, ¿me estás hablando en serio? Luther, cariño ¿tú que demonios entiendes por poder poderoso?
-¿Hm? – Luther seguía toqueteándose la dolorida nariz.
-¡Laura! – Francis se puso a sollozar, al darse cuenta (finalmente) de que Laura estaba allí - ¡Casi me muero!
-Eh… hola Francis – le saludó inclinando la cabeza de forma cómplice.
-Creía que iba a morir – ahora se puso a llorar de forma tonta.
-Oye, Francis, tranquilízate. ¿No ves que ya estamos aquí? – le intentó consolar con un intento de voz dulce.
-Claro que lo veo, no soy ciego – dijo cambiando rápidamente de estado.
-Francis ¿te he dicho ya que eres muy raro?
-Muy pocas veces, pero sí.
-Entonces no hace falta que te lo repita.
-Exacto.
Killer seguía mirando con cara de idiota la escena que habían montado los dos compañeros. Kevin seguía gritando el nombre Johan y le analizaba la pierna, con una cara de tristeza y derramando lágrimas absurdas. Y por alguna extraña y (seguramente) estúpida razón, Johan también lloraba.
-Creo que nos olvidamos de que estaba pasando algo – dijo Kevin de repente, mientras notaba cierto calorcillo.
-¡Que se esta quemando el edificio! – les gritó Zack furioso. Se detuvo al darse cuenta de cierto problema – Laura, tú… lo has quemado… pero ¿cómo?
Óscar empezó a reír.
-¿No se lo has dicho? – le preguntó burlón a Laura.
-No. Ninguno lo sabe – admitió, aunque luego miró a Zack y Francis, alternativamente – Y quiero que siga sin saberse.
Francis no entendía nada, porque no se había enterado de nada de lo que había pasado. Mientras que Zack solo asentía bastante serio, aún teniendo un montón de dudas que era mejor resolver en otro momento, menos inoportuno que este.
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