Francis corría con miedo al ver tanto fuego. Gritaba cada cinco segundos “¡Agua! ¡Agua! ¡Hay agua!” en vez de “¡Fuego! ¡Fuego! ¡Hay fuego!”
Mientras tanto, Laura continuaba con la pelea de miradas contra Killer. Fue entonces, cuando Luther se dio cuenta de que si salían de esta, él tendría que volver a la cárcel por cómplice. Tenía que pensar en una manera de poder evitar ir: huir. Y la única manera, era evitar a la propia Laura…
-Lo siento – murmuró Luther en el mismo momento, en el que agarraba a Laura por la espalda.
-¡¿Qué haces?! – gruñó ella incrédula.
-No puedo ir a la cárcel. – dijo Luther mientras miraba a Killer, que le leía las intenciones.
-Bien… Ya te empezaba a cuestionar – asentía Killer acercándose a Laura.
Cuando se preparó para golpearla, Luther la hizo a un lado y le pegó una patada. Killer no supo como reaccionar, pero Laura sí. Una bola de fuego fue directa hacia él, pero con el poder del viento, pudo hacer que se apagará mientras una sonrisa prepotente iluminaba su rostro.
-Tsk.
-Eso no podrá conmigo, desgraciados – rió Killer mirando a ambos mal.
-¡Pero esto sí! – Johan apareció tras Killer, con una bola de agua en la mano, que no dudo en hacerla estallar contra el pecho de Killer.
No fue un simple golpe, porque Killer notó el impacto como el de una bala que chocaba contra su piel. Su respiración se hizo tosca y se sintió desfallecer, pero recuperó la compostura y mando a volar, literalmente, a Johan, que salió disparado contra el fuego. Laura tuvo tiempo de apagar el fuego de la pared, antes de que Johan chocará, aunque el golpe no fue menos y cayó al suelo adolorido.
-Prefiero mil veces haberme quemado – masculló tocándose la espalda.
Kevin corrió a socorrerle, Zack le ayudó a levantarse y Francis se quedó quieto, como si se percatará de algo que faltaba (Seguramente de que estaba gritando “agua” cuando era “fuego”)
Laura ideó un plan, que no dudó en susurrarle a Luther, que asentía cada vez que ella decía algo importante.
-Tendremos que mantenerlo ocupado mientras Johan se recupera – dijo Luther sonriendo volviendo a mirar a Killer.
-¿Qué estarán tramando? – pensó Killer con una ceja alzada – Sea lo que sea que planeéis… ¡No os dejaré ponerlo en práctica!
Killer puso una mano de lado frente a su rostro, mientras con la otra daba una fuerte palmada. Al principio creía que había fallado, pero una especie de remolino se formó entre él y los otros.
-¡Bingo! – volvió a reír con una sonora carcajada - ¡A ver si podéis con mi obra de arte!
-¡Eso no es ni una obra de arte! ¡No llega a ser ni un dibujo de mala calidad! – gritó Laura al notar como el remolino hacia tanto ruido que no se les oía - ¡Johan ponte bien ya! ¡Para una vez que te necesito!
-¡¿Qué me necesitas?! – Johan parecía haberse recuperado milagrosamente del golpe, por lo que se levantó con una rapidez extrema.
Kevin y Zack estaban más incrédulos de eso que de la existencia de los fantasmas. Luego vieron como Johan se colocaba junto con Luther y Laura, con una sonrisa triunfante frente a la chica.
-Me necesitas… ¿eh? – dijo Johan con esa sonrisa deslumbrante.
-¡Sí! – consiguió decir ella, aunque casi no le había oído - ¡Pero primero debemos deshacernos de ese remolino!
Johan se colocó en posición de ataque, bueno, su posición de ataque que él llamaba “Posición de ataque chino” y a saber por qué…
Lanzó varias bolas de agua, pero el remolino simplemente se las tragó y las “escupió”. La velocidad con la que la expulsó en pequeñas gotas, hizo que dolieran como una bala. Los tres tuvieron que correr de un lado a otro para evitarlas (Exactamente Johan y Luther, Laura estaba en el mismo sitio esquivándolas con un simple movimiento). Pero a Kevin le alcanzó en un roce con el brazo, que hizo que ahogará un grito de rabia y dolor. Zack reaccionó de inmediato y le observó la herida.
Ahora fue Laura la que probó suerte. Lanzó otras bolas, de fuego, y el remolino se las tragó, pero no las expulsó, sino que se cubrió a él mismo con una capa de fuego. La desesperación era fácil de ver en sus rostros por los gestos que hacían.
-¡No podemos con él! – gritó Johan notando como la temperatura subía demasiado rápido para él.
-¡Lo controla Killer! ¡Debemos ir a por él y dejar el remolino! – intentó convencerla Luther.
Laura estaba boquiabierta. Había podido observar como Killer hacia una mueca de desprecio y miedo cuando el remolino hizo esa capa. Ella se acercó a Johan, le puso las manos en sus hombros y le miró fijamente a los ojos.
-Necesito un enorme favor.
-¿Un favor? ¿enorme?
-Es nuestra única oportunidad de acabar con ese remolino. Necesito tu capacidad de agua y que llegues a tu límite.
Johan se sorprendió. Luther aún más, porque si Johan llegaba a su límite no podría participar en el plan para acabar con Killer. No podría ni moverse…
-¡Si llega a su límite no podremos con Killer! ¡Es el papel más importante! – gruñó Luther entre dientes.
-¡Hay más opciones! – pegó el grito Laura.
Luther se quedo en silencio. Hasta Killer oyó el grito que la detective había pegado. Laura volvió a mirar a Johan, que no sabía que hacer.
-Por favor. Johan, tú eres mi única oportunidad para acabar con ese remolino.
-Pero… podría quedarme hasta paralizado durante bastante tiempo…
-¡Recuerda lo que dijiste de mi padre! ¡Hace falta un sacrificio por millones de personas! ¡La gente estará orgullosa de ti!
-¿Quieres… sacrificarme a mí?
-Te puedo asegurar que no serás el único que se sacrifique.
Killer se harto y empezó a dirigir el remolino hacia ellos. Laura ya tuvo tiempo de explicarle a Johan lo que debía hacer. Él se colocó delante del remolino, extendió los brazos hacia delante y cuando el remolino estuvo a punto de chocar contra él, las manos de Johan le frenaron de golpe. Killer no se lo pudo creer y Laura sonrió orgullosa.
-¡Por mucho que lo pares seguirá en marcha! – intentó parecer seguro Killer.
-Sé perfectamente de que el hecho de que el fuego se una al viento, hace que si el fuego se evaporé, el viento se extinga… ¡Por lo que el remolino se romperá en miles de partículas si Johan extingue el fuego!
Mientras ellos hablaban, Johan hacia muecas de esfuerzo mientras el agua pasaba de él al remolino. Empezó a sudar de lo que le estaba costando y observó como Killer parecía asustarse y enfadarse a la vez.
-¡No te lo permitiré, maldito! – Killer corrió hacia Johan.
Laura se colocó ante él y le golpeó en el lado del pecho donde tanto se había quejado Killer del dolor, provocando que reaccionará fuera de si y la mandará a volar. Laura chocó contra Francis, que seguía parado mirando la pared.
-¡¡EH!! – gritó Francis frotándose la cabeza.
-¡¡¿De qué te quejas?!! ¡Yo también me he chocado pedazo de imbécil!
-¡Pero a mi me ha dolido más!
-¡¿Y tú como sabes cuanto me ha dolido?!
-¡Porque tú tienes más resistencia que yo!
-¡¡¿Quién te ha dicho eso?!!
-¡Nadie! ¡Solo me lo he imaginado! ¡¡Y deja de responder mis preguntas con más preguntas!
-¡¡Pues tú deja de gritar!!
-¡Tú has empezado!
-¡Mentira! ¡Yo no he sido la que se ha quejado de un golpe en la cabeza!
-¡Vale!
-¡Vale!
-¡Vale!
-¡Vale!
-¡Que sí! ¡Que vale!
-¡Vale!
Laura y Francis siguieron discutiendo durante más tiempo mientras Killer se preparaba para golpear a Johan, cuando en esta ocasión se entrometió Luther haciéndole retroceder con una patada en la cintura.
-¡De aquí no pasas! – gruñó Luther – Ya estoy harto de estar bajo tus malditas órdenes.
-¿No has pensado en lo que le pasaría a él?
-¡Si te mató ahora, no le pasará nada!
-¡No me matarás! Seré yo el que te maté, y luego le mataré a él. ¡A tu estúpido hermano mayor!
-No le tocarás ni un pelo. Ni a mi hermano, ni a Johan.
Luther notó que la temperatura descendió con rapidez. Laura ya estaba ayudando a Johan a mantenerse en pie, pero su aspecto era de estar casi muerto. Había superado hasta su propio límite.
Luego ella se colocó a su lado y preparó las bolas de fuego, mientras Luther estaba dispuesto a chasquear rápidamente los dedos para electrocutar cualquier objeto electrónico. Miró de reojo a Laura, esperando que no se hubiera enterado de nada de lo que había dicho con Killer, pero por su aspecto, no se había enterado y estaba más centrada en partirle la cara a este.
-¡Sayonara!
Laura envió las bolas de fuego a Killer, que estaba físicamente tuerto, y no pudo esquivarlas. Empezó a arder, pero consiguió que él fuego se extinguiera con su viento. Luther fue el que atacó ahora y lo hizo lanzándole su propio móvil que utilizaba para comunicarse con sus compañeros bajo el mando de Killer. Al principio este no comprendió y al agarrarlo, vio como Luther chasqueaba los dedos y recibía una fuerte descarga eléctrica.
Pero había sobrevivo hasta a eso, y ni Laura ni Luther, podían hacer más, porque ellos tampoco estaban físicamente perfectos. Pensó en utilizar sus últimas fuerzas para hacer volar contra una ventana a los dos, pasando de los demás presentes en la sala… cuando recibió un disparo en la espalda y cayó al suelo.
Todos miraban expectantes a quien tenía la pistola en la mano, y que ahora empezaba a llorar de forma desconsolada al darse cuenta del disparo.
-¡¡Lo siento!! ¡No era mi intención! – sollozaba Francis.
-¡Francis! – Laura corrió a abrazarlo con fuerza.
Los demás dieron un enorme suspiro de alivio, mientras Laura exprimía a Francis en el abrazo…
-Zumbao, ¡eres un héroe! – chilló Zack corriendo a abrazarle también.
-¿Y-yo? – preguntaba sorprendido.
-Sí, Francis… ¡Tú!
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