Laura tiro las llaves de la casa encima del sofá y luego cerro la puerta mientras suspiraba cansada. Se extraño al notar las luces apagadas siendo todavía las ocho. Se acerco a la cocina preguntándose si Luther estaría ahí. Pero no, ahí no estaba. Camino hacia su habitación y se sorprendió. Luther estaba sentado en la cama, de pies cruzados, de espaldas a ella y con la cabeza gacha.
-¿Luther?
Laura dio un paso hacia él y se sintió extrañada cuando no oyó respuesta. De repente escucho un ligero sollozo de él. Se acerco a él y vio que estaba llorando sin querer levantar la vista. Tenía el pelo más alborotado que nunca, mientras que goteaba agua. Cuando le acaricio la mejilla, Luther le cogió la mano entre las suyas y levanto su rostro rebosante de lágrimas.
-Prométeme que no dejarás que se te acerquen – susurro.
-¿Qué?
-¡Prométemelo! – gruño sin contener las lágrimas.
-T-t-te lo prometo – afirmo confundida.
-Los que contrataron a mi primo vienen a por ti y tu compañero. Quiero que no te pase nada. ¿Vale?
Laura se quedo boquiabierta viendo la cara de preocupación y seriedad de Luther. Este solo se mordió el labio inferior mientras las lágrimas seguían bañando su rostro.
-Luther – susurro ella - ¿Qué te ha pasado?
-Voy a ir a la cárcel…
-¿Qué? – Laura cada vez estaba más atónita.
-Esos listillos – sonrío irónicamente – Me tendieron una trampa para que te quedes sola, Laura.
-Pero ¡¿por qué vas a ir a la cárcel?!
-Tienes tantas preguntas y no tengo tiempo – dijo acariciándole la mejilla mientras sonreía tristemente.
Las sirenas de los coches patrulla comenzaron a sonar y no tardaron mucho en llegar al piso. En unos segundos, la casa estaba llena de policías y cinco de ellos les rodeaban mientras apuntaba a Luther. Laura seguía quieta, sin pestañear, mientras las lágrimas empezaron a surcar su pálido rostro. No entendía nada y totalmente confusa. ¿Por qué a Luther? ¿Quiénes eran los que contrataron a López Feruijo y a sus compañeros? ¿Qué tan importante era ese negocio que se traían entre manos? ¿Entonces también irían a por Francis? Su cabeza estaba desordenada y no querían colocar ese puzzle. Miraba aterrada como Luther seguía sonriendo mientras le colocaban las esposas. Se lo llevaron. La dejaron sola…
Minutos después, en su piso, quedaban algunos policías investigando el apartamento. Francis estaba caminando de un lado a otro intentando entender la poca información que la traumada Laura le había dado de forma compleja. Jericó la miraba en forma de disculpa. Ella seguía con la mirada perdida sentada en la cama, en la misma posición en la que llevaba todo el rato. Zack estaba a su lado intentando animarla con algún tipo de chiste malo, pero nada funcionaba, porque su rostro no cambiaba. Johan y Kevin también estaban allí bastante confundidos, porque, aunque no lo admitiera, Johan se preocupaba bastante por Laura, la quería los suficiente para saber que ahora mismo no estaba nada bien.
-Te juro que cuando cojamos a esos tipos les torturaré. ¡Como si les tengo que pegar con mi nuevo videojuego! – exclamaba Zack mientras la zarandeaba – Por favor Laura.
Nada. Seguía quieta sin ningún tipo de movimiento. Francis se acerco a ella y la cogió de los hombros.
-Laura. Yo te juro que dejaré de ser tu compañero en cuanto cojamos a esos malditos – susurro irritado.
-Le sacaremos de la cárcel – intervino Johan – Sacaremos a Luther y luego les cogeremos ¿vale?
Kevin miraba extrañado la forma tan seria y segura con la que Johan pronunciaba sus palabras. Nunca le había visto tan serio sin estar bajo el control de su poder. Pero Laura no se movía.
-¿P-p-por que-e? –tartamudeo sin entender.
-Parece unas pocas palabras para ella pero un gran paso para nosotros – intento alegrar Zack.
-¿Por qué les has dejado, Jericó? – Laura cerro la mano en un puño y agacho la cabeza – ¡Te he dicho que le tendieron una trampa y dejaste que tus malditos vagos se lo llevaran!
-Laura…
-¡¡No te quiero escuchar!! ¡No lo entiendes! – le interrumpió Laura fuera de sí.
-Laura creo que deberías calmarte un poco – intervino de nuevo Johan.
-¡No puedo! – decía mientras su voz se iba a apagando y las lágrimas volvían a apoderarse de su rostro.
(N/A: Resumen de lo que ha pasado, para los que os hayáis saltado la cursilada trágica: Los que contrataron a Feruijo –víctima del capítulo uno- van a por Laura y Francis, por impedir su gran negocio, el cual desconocemos que tan importante era. Para ello, han tendido una trampa a Luther –primo de Feruijo- para que fuera a la cárcel y dejar a Laura sola. ¡Tachán! Ese es el resumen)
***
Luther miraba con recelo al agente que le agarraba del brazo para llevarle hacia su celda. Llevaba el clásico “pijama” naranja sobre una pobre camisa blanca. El agente abrió las rejas de la celda y le empujo dentro de ella, para poder volver a cerrarla. Luther agarro las rejas mientras miraba como el agente se alejaba.
-Sabía que era un buen chico y te traería aquí.
Luther se viro extrañado y sintió un vuelvo en el corazón al ver como la cama que se supone que estaba encima de la suya, se encontraba un hombre que el definía como “demonio”. Definitivamente que esa celda le tocará no era casualidad.
-Tú has tramado todo esto ¿verdad? – preguntaba Luther desafiante.
-Je. Luther, Luther. Tu primo no fue muy listo y lo acabaron matando, ahora no seas como él y haznos un favor a todos – dijo sonriendo socarrón.
-Nunca te han dicho que eres como una lapa.
-Nunca. Pero, no querrías ver como se despega una lapa, usando tu piel como ejemplo ¿verdad?
-Vete al infierno – dijo escupiendo con ácido las palabras.
-Tú ya estas en el infierno, y has dejado que Laura también entrará.
-Dile a tu panda de hijos de puta que no la toquen.
-Tú eres mío. Ella es de ellos.
-¡No te atrevas!
El hombre salto de la litera y cogió a Luther del cuello mientras lo empotraba contra las rejas. Le enseño un cuchillo al lado de su mejilla.
-No querrás sufrir tan pronto ¿verdad?
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